lunes, 13 de julio de 2009

EN PERSPECTIVA


AQUEL MENSAJE SIN DESTINO

ORLANDO CORTEZ.

“Para amar la patria debemos amar su historia, y para amarla en su totalidad, necesario es conocer y amar su historia total” Mario Briceño Iragorry
Este 5 de diciembre no pude asistir a la celebración de los 195 años de aquella fecha importante para el proceso de independencia, donde el propio Simón Bolívar se enfrentó cuerpo a cuerpo al enemigo, dando órdenes de matar al cobarde que huyera. Donde el Batallón Sin Nombre portando sólo lanzas se inmortalizó sobre el campo de ARAURE al desbaratar el centro de las tropas conducidas por el español Ceballos y el canario Yáñez. Quienes nos han enseñado la historia, sobre todo la que trata de los acontecimiento de independencia, sea la nacional o de otros países han caído en la narrativa con una fuerte cantidad de romanticismo, llegando a mitificarla perdiendo de esta manera profundidad en el contexto.
Se hace necesario rescatar el pasado histórico como parte esencial del ideario colectivo, que forma la sustancia y alma misma de los pueblos. El caso concreto del proceso de nuestra independencia, debe ser revisada científicamente, bastante matices tiene en su pigmentación subjetiva, en esa ocupación es bueno desarrollar estrategias pedagógicas para la enseñanza de la historia, haciéndola atractiva para el estudiantado.
Si aprovechamos el cada vez más creciente nacionalismo y la toma de consciencia, seguramente el resultado será mejor. Antes de la década de los setenta había más tiempo de ocuparse de esos estudios, pues ahora la misma tecnología entretiene a nuestros jóvenes en otras cosas. Muchos han tomado la historia como mero ejercicio intelectual; no obstante, el pasado que ha dejado su huella tangible e intangible nos ha venido forjando y como producto tenemos un país en vía de desarrollo, muchas veces empantanado en el patético circulo del atraso, en comparación a otras naciones que sin tener tan abundantes riquezas naturales y un acerbo cultural tan prodigioso, se han superado y nos presentan un rostro con mucha lozanía y con signos evidentes de prosperidad.
¿Qué relación tiene el título con este artículo?, he comenzado justificando mi ausencia a una celebración de un hecho histórico, les digo que privó un compromiso académico, pero, he meditado mucho en estos días, sobre un afán lejano de la imperiosa necesidad de darle utilidad a la historia para contribuir a la formación de un nuevo ciudadano, a quien no se le niegue los más diversos enfoques, sólo para darle preeminencia a los héroes nacionales y satanizar para inclinar simpatías hacia formas de ser o gobernar. Ese afán me ha llevado a leer últimamente diversos actores entre ellos a Mario Birceño Iragorry, connotado hombre de letras, político, diplomático e historiador, a quien le correspondió vivir una época hermosa de Venezuela y conocer a hombres con una claridad y visión adelantada a su tiempo. Él se pronuncia con mucha propiedad sobre lo histórico al señalar: “La Historia se está haciendo, no sólo entre la polilla de los vetustos anaqueles, sino en plena calle llena de sol y movimiento, por hombres que libran la batalla civil que conduce a la exaltación de los ideales de justicia que Dios ha propuesto como estímulo en nuestra carrera hacia lo perfecto e infinito”. Les dije que los historiadores, algunos, han escrito atropellando a los hombres por sus ideales, juzgando comportamientos y hasta convirtiéndose en jueces y partes, perdiendo la visión positivista y personalizando en un alto sentido interpretaciones que se les debió dar un tratamiento universal. Briceño supo captar el desdén de la mayoría de sus contemporáneos y en un arrebato nos dejó “Mensaje sin destino” (1950) como una campanada, como una luz para conducir barcos a la deriva en horas aciagas de oscuridad. Hoy como ayer, insisto que se nos esta perdiendo la oportunidad de rescatar la historia para ponerla al servicio de la humanidad, ante nuestros ojos se derrumban las casas de los sueños. Camarada… ¿dónde esta tu discurso? extiende tu mano y mira a Bolívar verdadero que late en el corazón del pueblo, don Mario nos habla de él “Bolívar es para caminar. Bolívar está caminando. Como el judío de la leyenda, no ha encontrado aun sitio holgado donde pudiera reposar. El está firme en su inmensa tragedia de animador de pueblos. El no podría siquiera detenerse a descansar. En cambio, ha volado la pierna al caballo para seguir la marcha interminable a través de una América que aun se busca a sí misma” [Del reposo de Bolívar. V. VI. 80] Araure, 5 de diciembre de 2008 (8:00PM)